La República Checa mantuvo vivo su sueño en Canadá 2007 al eliminar a Austria con dos goles en el primer cuarto de hora y hacer valer su ya característica solidez defensiva, clasificándose así para su primera final mundialista desde la independencia.

Los checos acudían al duelo de semifinales de Edmonton tras imponerse en dos tandas de penales consecutivas, por lo que pocos hinchas esperaban que se lanzasen al ataque con tal atrevimiento desde el principio, anotando dos goles fulgurantes, uno de Tomas Micola en el minuto cuatro y otro de Martin Fenin once minutos más tarde.

"A veces, cuando uno marca dos goles rápidamente, puede ponerse algo nervioso, y dejarse llevar por la intranquilidad, pero a nosotros no nos ocurrió eso", señaló el entrenador checo, Miroslav Soukup. "El partido fue muy equilibrado después de que marcásemos. Me quito el sombrero ante mis futbolistas, porque no perdieron la concentración ni siquiera cuando estaban nerviosos. Jugaron muy bien, fue el partido más importante de sus carreras".

Después de las dos dianas tempraneras, ambas conseguidas a corta distancia como consecuencia de jugadas desde las bandas derecha e izquierda, los checos nunca dieron la impresión de estar inquietos, en el que sin duda fue el encuentro internacional más relevante de los muchachos centroeuropeos.

"Ha sido el partido más grande que he jugado nunca, y puedo decir lo mismo de muchos de mis compañeros. Jugamos muy bien, y todavía no creo que nos hayamos dado cuenta de lo mucho que esto supone para nuestro equipo y para todo nuestro país", añadió Tomas Pekhart, del Tottenham, quien saltó al campo en el minuto 61.

Fenin, cuya diana en el minuto 15 acabó resolviendo de hecho la contienda, se mostró convencido de que la actuación de su equipo esta noche, y en el torneo en general, es atribuible al concepto de equipo que preconizan Soukup y su cuerpo técnico. "Es una satisfacción que la gente diga que yo he tenido un gran impacto en el resultado de este partido, aunque para mí el equipo lo es todo", declaró al término del choque. "Marcar un gran gol en un encuentro importante siempre es una gran sensación, pero dentro del campo hay otra gente, y uno solo no puede hacer nada".

Fenin, que tiene ahora ante sí el segundo partido consecutivo más importante de su vida, la final del 22 de julio, está dispuesto a entregarse a fondo con sus compañeros contra Argentina o Chile. "Después de haber llegado hasta aquí haremos todo lo posible por ganar el trofeo", dijo tras contribuir a la victoria sobre unos austriacos que anteriormente se habían mostrado intratables. "Cuando vine a Canadá no pensaba en llegar tan lejos, simplemente era un sueño".

Sueños aparte, una realidad que deberán afrontar los checos el viernes en Toronto es la baja por sanción de Petr Janda, que recibió la segunda tarjeta amarilla en semifinales.