Arabia Saudí ha fortalecido sobremanera sus opciones de alzar su cuarto título continental al superar por 3-2 a una formidable escuadra japonesa en la épica semifinal disputada el miércoles en el Estadio Nacional My Dinh de Hanoi. Los saudíes se medirán el domingo 29 a sus vecinos del Golfo iraquíes, que despacharon a la República de Corea en la tanda de penales en el encuentro anterior.

Con este éxito, Arabia Saudí aspira a convertirse en la primera nación en ganar cuatro veces el torneo, y se toma una ansiada revancha contra el otro coloso de la confederación, Japón, que conquistó el título a expensas de los saudíes en dos ocasiones (1992 y 2000).

En el que ha sido el duelo más vibrante del certamen hasta la fecha, Japón reparó dos veces su desventaja para igualar el marcador. Sus dos defensas centrales Yuji Nakazawa y Yuki Abe anotaron sendos goles, uno en cada mitad, para neutralizar los blancos anteriores de Yasser Al Qahtani y Malek Maaz. Malek resultó ser el héroe de la noche para los suyos al inscribir el gol decisivo en el minuto 57.

En la otra semifinal, menos brillante, la férrea formación iraquí mantuvo a raya a la República de Corea durante 120 minutos, y forzó la tanda de penales. Los surcoreanos, victoriosos en su anterior ruleta de penales en cuartos de final contra Uzbekistán, no tuvieron la misma fortuna esta vez y se cayeron de la competición.

Así República de Corea se enfrentará el sábado a Japón en Palembang por el honor de conseguir el tercer puesto, mientras que el domingo en Yakarta se disputará la gran final entre Irak y Arabia Saudí. El Presidente de la FIFA Joseph S. Blatter viajará a Indonesia para asistir a ambos encuentros.

De poder a poder
El Japón-Arabia Saudí fue un duelo de poder a poder entre las dos principales potencias asiáticas. Sus dos selecciones han dominado las seis últimas ediciones del campeonato continental desde 1984 y han levantado el trofeo tres veces cada una, pero a esta cita Japón acudía con cierta ventaja psicológica tras su espléndido triunfo contra Australia.

El entrenador Ivica Osim desplegó un planteamiento más imaginativo que su homólogo. Su equipo puso cerco a la portería saudí en las fases iniciales del encuentro, y tanto Yuji Nakazawa como Seiichiro Maki estuvieron cerca de deshacer las tablas.

Pero cuando la olla a presión instalada por los japoneses estaba a punto de servir el cocido, los saudíes se adelantaron al contraataque por mediación del capitán Yasser Al Qahtani, que fulminó de un chupinazo al guardameta Yoshikatsu Kawaguchi. La alegría árabe, sin embargo, sólo duró dos minutos, que fue lo que tardó Nakazawa en mandar un potente cabezazo al fondo de las mallas.

Arabia Saudí empezó la segunda parte con buen ánimo y restableció la ventaja merced a Malek, que empalmó de cabeza a la red un centro de Ahmed Al Bahari. Las celebraciones se volvieron a quedar cortas, pues esta vez Abe igualó la contienda al poco rato con un precioso remate de tijereta.

Con el defensor del título japonés apretando fuerte en busca del tanto decisivo, Malek, sobresaliente a lo largo de todo el encuentro, rubricó el gol de la sentencia, su cuarto del torneo, que le sirvió para equipararse en la tabla de máximos realizadores con el delantero nipón Naohiro Takahara y con su compañero de equipo Al Qahtani.

El seleccionador de Arabia Saudí, Hélio dos Anjos, no podía contener la emoción tras el jolgorio final que se desató sobre el terreno de juego. "Estoy muy contento con la victoria porque se ha producido contra uno de los mejores equipos del continente". En cuanto a la final contra Irak, cuya selección está entrenada por su compatriota Jorvan Vieira, opinó que iba a ser un encuentro complicado, y agregó: "Es bonito constatar que aunque los dos finalistas provienen de la escuela árabe, los dos están entrenados por brasileños".

La sorpresa del campeonato
Después de noquear por 3-1 a Australia en el segundo partido de grupo, Irak ha ratificado su carácter de revelación del torneo al tumbar a la República de Corea, bicampeón continental, y acceder a la final por primera vez en su historia. Con este hito, la selección de Irak consiguió devolver la sonrisa a muchos de los que sufren en la nación desgarrada por la guerra.

En un enfrentamiento muy competido, la República de Corea gozó de una mayor posesión del balón, pero fue Irak quien creó las ocasiones más peligrosas. Los iraquíes estuvieron en un tris de marcar en el minuto 62: un golpe franco de Nashat Akram cayó a los pies de Hawar Mohammed, que disparó desviado. Mohammed pudo zanjar la contienda antes de la prórroga, cuando un centro de Mahdi Karim pilló adelantado al guardameta Lee Woon-Jae, pero la volea del volante del Al Ain rebotó contra el poste.

Dado que ninguno de los dos conjuntos pudo definir en el tiempo reglamentario ni en la prolongación, hubo que recurrir a la ruleta de los penales, y allí la fortuna favoreció a Irak.

El seleccionador Vieira atribuyó el triunfo al espíritu de lucha del equipo. "Los jugadores coreanos estaban en baja forma y nosotros también estábamos muy cansados", señaló. "Pero mis muchachos trabajaron duro e hicieron un partido que no deberá olvidarse".

Asimismo, hizo un llamamiento a los seguidores iraquíes para que apoyen al equipo en el último obstáculo: "Hemos llegado a la final, aún estamos aquí, y tienen que apoyarnos en este otro partido".